Aragón Exterior organizó, con la colaboración de Ibercaja, un webinar para explicar cómo cumplir normativas de certificación para operar en Rusia y en la Unión Económica Euroasiática.
Una nueva línea de apoyo de AREX ayuda a las empresas aragonesas a certificar y homologar sus productos en mercados internacionales para competir en igualdad de condiciones que la oferta local. El plazo de solicitud termina el 2 de octubre.
Las exportaciones aragonesas a Rusia rozaron los 54 millones de euros entre enero y julio de 2020, una cifra que supera los 59 millones si se tienen en cuenta los mercados que integran la Unión Económica Euroasiática (Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Rusia). En todos estos países se aplica el marcado EAC, un distintivo requerido tanto para los productos que se exportan a estos países como también para los que allí se producen. Este sello ratifica que los productos cumplen con las regulaciones técnicas de esta unión aduanera.
Para que las empresas aragonesas sepan cómo certificar sus productos en estos mercados -en particular en Rusia-, Aragón Exterior (Arex) organizó esta semana un webinar con la colaboración de Ibercaja. La cita se enmarca en la nueva convocatoria de la línea de apoyo de Arex para certificaciones y homologaciones internacionales. Karlos Landeta, delegado de Aragón Exterior para el mercado ruso y director de proyectos en la consultora Inverest -con oficina propia en Moscú-, fue el encargado de explicar el marco regulatorio existente para procesos de certificación en estos países y qué pasos se deben dar.
Rusia: entre los estereotipos y su potencial económico
Landeta recordó que, desde el punto de vista occidental, a Rusia se le suele asociar con estereotipos como el nacionalismo -identificado en el ‘gran oso ruso’- o los multimillonarios. «La realidad es que la mayoría de los rusos son trabajadores y empresarios como cualquiera de nosotros», apuntó.
Rusia es la séptima economía mundial desde el punto de vista adquisitivo, el más cercano de los BRICS y el mayor país de Europa, con 143 millones de consumidores. «Tienen gustos y patrones occidentales respecto al consumo y, en términos macroeconómicos, es un país desarrollado. Y no es un país low-cost: si queremos contratar un buen delegado comercial o un técnico, los salarios son elevados», recordó Landeta.
«Rusia cuenta con una economía muy abierta, es un gran exportador de materias primas e hidrocarburos, pero también un gran importador de bienes de equipo, textiles o agroalimentario, entre otros. Además, es un gran receptor de Inversión Extranjera Directa (IED) porque existe mucha protección jurídica. Son pagadores serios, especialmente las empresas que se dedican al negocio internacional», apuntó. Landeta también quiso recalcar la «muy buena imagen» que existe en el país de la Marca España.
«Es un país multisectorial en el que prima la gran industria pesada pero adolece de una falta de tejido industrial de pymes con productos avanzados, por lo que para muchos equipamientos dependen del exterior. Rusia no es solo para las grandes empresas, hay muchas pymes con grandes resultados. Entre otras cosas, compran bienes de equipo y componentes con valor añadido y contenido innovador, textil, diseño y alimentos», añadió.
¿Cómo es el sistema de certificaciones en Rusia?
Rusia, como potencia económica mundial, cuenta con su propio sistema y exigencias normativas para bienes y productos. «No hacen nada distinto a lo que hace la Unión Europea, EEUU u otros bloques económicos. Estas certificaciones responden a la protección del consumidor, pero también a cuestiones de política -barreras técnicas- y recaudación», apuntó Landeta. La exigencia de esos certificados se aplica no solo a productos extranjeros sino también a bienes y equipos fabricados en Rusia, cuyos productores también deben contar con sus certificados de conformidad. «Es un sistema independiente a las normas europeas: los certificados de marcado CE no valen para Rusia», concretó.
El sistema de certificación ruso vigente es heredero del antiguo sistema GOST o GOST Standar, «que era el antiguo propio de Rusia y que ha ido mutando hasta el sistema actual». Existen diferentes normativas y documentos en función de los sectores y familias de productos y cada capítulo tiene sus propias regulaciones.
¿En qué mercados se aplica?
El ámbito de aplicación del marcado EAC no es solo Rusia, abarca a toda la Unión Económica Euroasiática, en la que también participan Bielorrusia, Kazajistán, Armenia y Kirguistán. «Estos mercados comparten muchos certificados y normativas técnicas, por lo que el certificado que se obtiene en Rusia puede valer para exportar a todos esos otros mercados. Pero en la práctica hay que analizar cada producto y familia», advirtió.
El certificado se puede exigir tanto en el traspaso de frontera como en la comercialización nacional o con el equipo/producto ya instalado si hubiera una auditoría o inspección.
¿Qué se certifica? (¿Y qué no?)
El sistema ruso no certifica a las empresas, certifica a familias de productos o referencias. El eje que determina esa familia es el código arancelario o número HS. «Si vendemos pantalones, aunque tengamos 20 tallas y tamaños diferentes, se van a poder certificar con un único certificado. Si queremos certificar un pantalón y una camisa, como ambos productos tienen distinto código arancelario, nos van a pedir dos certificados», ejemplificó Landeta, que también recordó que hay que analizar caso a caso.
«Nuestro cliente ruso o distribuidor nos puede indicar la normativa exacta y el tipo de certificado exacto que necesitamos (aunque debemos contrastarlo de todas formas) o, simplemente, nos puede pedir que nos certifiquemos en sentido amplio», señaló el delegado de Arex en Rusia, que recomendó acudir a Aragón Exterior para clarificar cualquier duda.
También hay productos exentos por su simplicidad o por las propias necesidades del país, facilitando así su entrada. «Aunque el producto esté exento, es recomendable tramitar el Certificado de Exención para que no haya problemas en aduanas», apuntó el delegado de Aragón Exterior en Rusia. «Siempre hay que estudiar cada producto. Dependiendo del uso que le vaya a dar el cliente final, puede que esté exento o no. Nunca hay una única respuesta real, por eso es importante apoyarse en instituciones como Aragón Exterior. Y aunque el producto esté exento, si tu cliente ruso te exige el certificado, seguramente tendrás que sacarlo para que fructifique la relación comercial», añadió.
Actores en el proceso de certificación:
- El applicant o solicitante
En el sistema de certificación ruso, además de los datos del propio fabricante/productor internacional, se exige la figura del applicant o solicitante. Es como un representante local de ese producto y fabricante extranjero. «No es nuestro cedatario legal, pero el sistema ruso quiere tener controlado un representante o empresa nacional en la Unión Aduanera».
«Cuando tenemos un importador con una relación clara, lo normal es que el solicitante sea el importador. En productos alimentarios, nuestro solicitante va a tener que ser nuestro distribuidor en el país. Si hay más de un importador, ha de sacarse un certificador por cada importador», señaló Landeta.
- Institutos de Certificación
Los documentos para la certificación son tramitados y emitidos por Institutos de Certificación (aunque también pueden participar en el proceso otros laboratorios u organismos). «No se trata de analizar la documentación por nuestra cuenta porque la normativa es poco clara, solo está en ruso y vamos a perder el tiempo para saber qué aplica a nuestro producto. Es complicado hasta para los rusos. La recomendación es que partamos de solicitar una respuesta en función de nuestro producto o familia de productos», recomendó el delegado en Rusia de Aragón Exterior.
La norma establece que un certificado emitido por un instituto de certificación de cualquier estado miembro de la Unión Económica Euroasiática es válido para cualquier otro mercado de esta unión aduanera. «La realidad es que, para vender en Rusia, es mejor acudir a un instituto ruso. Para vender en Bielorrusia va a dar igual, pero en Rusia van a mirar con más detalle las certificaciones que provengan de otros países», aconsejó Landeta.
Tipos de certificados
Dentro de las opciones de documentos se encuentran la declaración de conformidad, el certificado de conformidad y certificados SGR (certificado sanitario). La declaración de conformidad es similar a la de la UE y en ella se deja constancia de que ese producto se adecúa a las normas rusas. Los certificados son para productos con una complejidad mayor y con procesos más largos.
Para productos industriales existen certificados ordinarios y también existen otros para casos especiales, como serían los entornos explosivos (Atex). También puede darse el caso de que para un mismo producto se pidan dos certificados: uno por la propia naturaleza del producto y otro relacionado con su uso.
En Rusia, «los certificados europeos no tienen validez legal pero sí son importantes a nivel comercial. Contar con estos certificados de calidad europeos ayuda al proceso porque los rusos no son igual de exigentes con los productos europeos que con los de otros mercados, ya que saben que existen normativas estrictas que regulan su calidad», aconsejó Landeta.
«Cuando tengamos el certificado, aunque nuestro cliente se olvide de ello, debemos adjuntarlo junto al resto de documentos comerciales de exportación. Con la copia es suficiente, pero hay que mandarlo», remarcó.
Proceso de certificación
«Hasta no hace demasiado, los procesos eran teóricos: con la documentación técnica del producto, planos… se podía obtener el certificado. Desde 2020, para determinados productos es obligatorio el envío de muestras, materias primas, pueden requerir una visita de inspectores rusos a nuestra fábrica… Cada producto tiene sus pros y contras. Dependiendo de las exigencias del instituto de certificación se puede negociar el número de muestras a enviar, el coste… por lo que existe margen de maniobra».
Para preparar la documentación, si se decide hacer con el apoyo de Aragón Exterior, primero se piden materiales como la ficha técnica/catálogo -que deben estar, como mínimo, en inglés- y una descripción del producto muy escueta que se traduce al ruso. A continuación se estudia el expediente para conocer qué certificación le corresponde y poder realizar una estimación de costes del proceso. Desde el instituto de certificación «nos van a pedir que parte de nuestra documentación esté traducida al ruso, como es el caso de manuales de instrucciones, documentos técnicos o etiquetados», señaló Landeta.
Respecto al contenido y las cuestiones técnicas, no existen grandes diferencias respecto a la UE o EEUU. «Son cuestiones técnicas, no políticas. Comparado con Europa, hay capítulos en los que las exigencias pueden ser más laxas y en otros más exigentes». Existen diferentes vías y requisitos según la categoría del producto (bienes de equipo, de consumo, cosmética, medicina…) y las complejidades varían en función del producto: «El tamaño no importa, pero sí el uso y la complejidad del bien. Entre un gran recipiente industrial de 15Tm y un chupete, certificar el chupete va a resultar mucho más complejo», explicó.
Plazo de validez de los certificados
El certificado o la declaración de conformidad se pueden tramitar para 3 o 5 años. «Esto supone que se validan las exportaciones de nuestro producto sin límite de cantidad durante esos años. Hay que dedicar unos esfuerzos iniciales para obtener ese certificado pero, una vez logrado, nuestros clientes nos van a poder comprar sin límites durante el periodo de validez de ese certificado».
Cuando caduca la certificación se debe repetir el proceso de certificación, ya que la renovación no está contemplada como tal. «Siempre estudian cada caso tanto por los cambios en la propia normativa interna rusa como porque los productos siempre cambian. No va a haber una renovación automática».
Coste de los certificados
Las exigencias y costes pueden variar de un instituto de certificación a otro ya que son empresas privadas. No existe un coste predeterminado y puede variar mucho según el proceso. «En los industriales pueden estar alrededor de los 4.000 euros por producto», apuntó Landeta, quien también recordó que además se deben tener en cuenta los costes asociados si tuviéramos que mandar una muestra del producto a Rusia para su certificación (o que vengan inspectores rusos a visitar nuestra fábrica en Aragón).
«Si tenemos un buen partner o importador de confianza, se puede colaborar con él para tramitar el certificado, pero ojo que pueden pedir más dinero de lo que cuesta en realidad», advirtió.
El coste de la certificación también es muy relevante cuando una empresa está preparando una oferta comercial: ¿cuánto dinero destino para el proceso? «Es importante el asesoramiento de Arex para calcular cómo cubrir esos costes a la hora de preparar el contrato y minimizar así los riesgos de perder el margen comercial», señaló Landeta.
Y si todavía no operamos en Rusia, ¿debemos certificarnos?
Si como empresa estamos interesados en entrar en el mercado ruso pero todavía no tenemos clientes, importadores o distribuidores, la certificación de nuestros productos puede ser una buena vía de entrada. «Una pyme pequeña debería valorar cuánto supone el coste de certificado, pero para una empresa industrial mediana-grande el coste no va a ser grande y va a valer la pena porque te sitúa en el radar: las empresas rusas rastrean y seleccionan empresas que ya están certificadas», apuntó el consultor. «No hace falta certificar todo el catálogo, pero sí algunas líneas de negocio o nuestros productos de referencia. Y si obtenemos el certificado, debemos ponerlo en nuestra web porque denota interés en el mercado y capacidad».
«En todo caso, si nos llega un pedido y no tenemos certificado, en lo que tardamos en preparar un producto de bien de equipo, textil,… para su exportación, generalmente se puede obtener un certificado básico», apuntó Landeta.
Línea AREX de certificaciones y homologaciones internacionales
Sara Espuelas, project manager de Aragón Exterior, explicó por su parte la nueva convocatoria de la Línea AREX de certificaciones y homologaciones internacionales, cuya convocatoria está abierta hasta el próximo 2 de octubre. El objetivo es ayudar a las empresas aragonesas a competir en igualdad de condiciones con la oferta local, evitando las trabas o barreras que podrían suponer determinadas certificaciones u homologaciones.
La convocatoria se dirige a empresas que deben cumplir una serie de requisitos:
- Su centro de trabajo debe estar en Aragón y estar directamente relacionado con el producto/servicio objeto de certificación.
- Deben contar con capacidad técnica y comercial para acometer el mercado internacional objetivo
- Que exista una barrera técnica y comercial para acometer el mercado
- Estar al corriente de pagos de AEAT y Seguridad Social.
Los conceptos apoyables son:
- Productos o servicios preferiblemente de carácter industrial/tecnológico
- La entidad certificadora y homologadora debe ser extranjera
- El ámbito geográfico abarca países tanto de la Unión Europea como no de la UE
- Normativas imperativas o solicitadas por actores del mercado objetivo para competir en igualdad de condiciones con la oferta local
Entre los conceptos apoyables están los honorarios profesionales del organismo/entidad certificadora y otros costes directamente ligados al proceso de certificación u homologación necesarios. El apoyo económico es del 50% del coste elegible hasta un máximo de 3.000 euros por empresa. Además, existe la posibilidad de solicitar un apoyo extra para el 50% de los honorarios profesionales de los delegados de Aragón Exterior, con un límite de 1.500€ por empresa.
Por su parte, se excluyen las certificaciones del Marcado CE, los estándares nacionales (ISO, UNE-AENOR,…), los ensayos/certificaciones realizados en España por entidades nacionales y las certificaciones sanitarias para productos agroalimentarios y/o cosméticos. Tampoco formarán parte de la base apoyable los costes ligados a desplazamientos y dietas tanto del personal de la empresa solicitante como del personal de la entidad externa ejecutora del proyecto.
La convocatoria está abierta hasta el 2 de octubre y la resolución de las solicitudes se comunicará en un plazo máximo de 15 días tras la finalización del plazo límite de admisión de solicitudes.
Si desea más información sobre la Línea AREX de certificaciones y homologaciones internacionales, póngase en contacto con Sara Espuelas o Florencia Ferraro (Aragón Exterior) a través del correo certificaciones@aragonexterior.es o el teléfono 976 221 571.