«Exponer en espacios como hoteles ayuda a que el arte llegue a más público»
Los artistas zaragozanos Georges Ward y Marisa Royo explican cómo las potenciales sinergias entre la cultura y el canal Contract benefician por igual a creadores, promotores y clientes. «La situación ideal es que el artista forme parte del diseño de un espacio desde el inicio», indica Ward.
«El arte tiene que transmitir belleza y teoría. El verdadero arte, el auténtico, escapa al tiempo», explica Georges Ward desde el estudio que comparte con su pareja, la también artista Marisa Royo, en el barrio de Torrero-La Paz de Zaragoza. Con estilos y personalidades muy diferentes, en las obras de ambos artistas confluyen un exquisito cuidado de los detalles, un trabajo concienzudo y pormenorizado previo a la creación de la obra y la presencia -inagotable y fascinante- de la naturaleza. Cada una de las obras de Ward y Royo requiere atención y curiosidad para apreciarla, un tiempo muy bien aprovechado para poder disfrutar realmente de la vasta cantidad de información y detalles que atesoran.
Georges Ward fue uno de los artistas que participaron en la jornada “Cómo llega el arte a los grandes hoteles internacionales”, organizada en noviembre del año pasado por el Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón y Aragón Exterior. En la cita, artistas, galeristas y representantes del sector hotelero expusieron el potencial y las limitaciones de la integración del arte en espacios y desarrollos hoteleros.
Selección de obras de Georges Ward
Selección de obras de Marisa Royo
¿Cuál es el futuro a corto plazo de la creación de artes plásticas?
Georges Ward (G.W.): El arte tiene que transmitir belleza y teoría, pero está tomando un rumbo equivocado con el “todo vale”: atravesamos un momento frío en el que se está dejando de lado la belleza y la estética, se están abandonado los valores que han definido históricamente al arte. Es una contradicción para favorecer que la gente visite exposiciones. Tiene que haber espacio para todas las disciplinas, pero el arte no puede ser solo para un grupo reducido de teóricos y se está cerrando al público; debe estar al alcance de todo el mundo.
Marisa Royo (M.R.): La función del arte tiene que ser hacernos mejores como personas. Es un alimento no físico, se dirige a nuestra esencia como ser humano. El arte te da luz para que tú puedas encontrar tu propio camino, te eleva como persona y ayuda a crear una sociedad mejor. Pero también es el reflejo de la sociedad en la que vives y hoy en día muestro mucho vacío. Estamos es una sociedad superflua, perecedera, donde nada permanece. Falta inmortalidad, trascendencia. Hay espacio para todo tipo de arte, pero no puede desplazar a toda la tradición y valores históricos. La belleza tiene que ser un punto de partida irrenunciable.
Para lograr esa ‘democratización’ del arte, ¿cómo valoráis la posibilidad de exponer obras o desarrollar proyectos para espacios colectivos como, por ejemplo, hoteles?
G.W.: A día de hoy, el arte que se ofrece en el mercado es minoritario y las ventas están en decadencia. El hecho de que llegue a otros espacios públicos es una manera de que las personas que no suelen ir a exposiciones puedan acceder a él. Por eso defiendo que los espacios públicos deben contar con unos valores mínimamente estéticos y entendibles para el público en general. Estos espacios o grandes superficies, que reciben mucho aforo, son un escaparate importante para que la gente aprenda y se informe del arte. Es una manera muy interesante de hacerlo más accesible.
¿Existe interés por fomentar el arte más allá de espacios tradicionales como galerías y museos?
G.W.: Los promotores de espacios que tienen sensibilidad por el arte y apuestan por ello ayudan a que los espacios estén decorados, la gente se encuentre más a gusto y, además, se realiza una labor educativa. Es importante desarrollar la sensibilidad artística aplicada al comercio o a la industria y por eso se debe ayudar a conectar a promotores con artistas, ya que pueden aportarse mucho mutuamente a la hora de desarrollar proyectos.
M.R.: El mundo del arte es sencillo, pero se complica mucho por el camino. Las galerías no están contribuyendo a ampliar tendencias, y si lo hacen, recurren a las modas y se crean cotos reducidos. También hay que entender que el papel que tienen las galerías -al igual que nosotros, los artistas- es muy complicado por el sacrificio y esfuerzo que conlleva este ámbito. Por otra parte, la mayoría de los directores de museos en la actualidad proceden de Historia del Arte, de Historia o Arqueología… y cuentan con un perfil de almacenamiento de datos asombroso, pero en ocasiones no destacan por el nivel de sensibilidad artística deseado. Se dejan llevar por las tendencias, por lo que se expone en Nueva York, por los monopolios del mundo artístico… En el caso de comisarios e instituciones que eligen artistas, debieran formarse en dos aspectos: en el plano teórico y sabiendo entender una obra de arte con los sentidos y la sensibilidad. Como artista, pensaba que todo el mundo tenía la sensibilidad para captar la belleza, pero es un tipo de inteligencia emocional que no es igual para todos.
¿Qué puede aportar un artista a un proyecto Contract?
GW: Crear un concepto para el proyecto es lo realmente interesante. En la formación y desarrollo de esa idea única y carismática pueden participan varios profesionales -como el arquitecto, el diseñador de interiores… y los artistas- trabajando mano a mano. Esa colaboración puede ser muy enriquecedora para todas las partes. Lo ideal es que el promotor tenga sensibilidad artística y la idea de lo que quiere transmitir; el proyecto debe contar además con una figura que ayude a coordinar el trabajo de todos de la manera más fluida y satisfactoria posible.
¿Cómo y en qué momento encaja el artista en un proyecto de este tipo? ¿Se suele trabajar por encargo?
GW: Cuando era un artista más nobel, las propuestas que recibía estaban basadas en encargos. Con los años, mi aportación a los proyectos se ha vuelto más celosa ya que ofrezco algo más exclusivo y todo lo que lanzo está más controlado por mi creatividad y reflexión. Si un hotel me ofreciera la posibilidad de colaborar, yo intentaría orientar el trabajo a un estilo concreto más que a la sugerencia del comprador. Estoy abierto a otras posibilidades: participar en la decoración del hotel y asesorarles con las obras. La situación ideal es que el artista forme parte del diseño de un espacio desde el inicio.
En los proyectos de construcción o remodelación de edificios colectivos se suele trabajar con presupuestos ajustados. ¿Qué fórmulas existen para aumentar la presencia de obras artísticas en hoteles?
G.W.: Existe una idea equivocada de dónde o cómo comprar arte. Quien pueda adquirir un original, que lo compre. Pero también se pueden combinar distintas fórmulas: reproducciones de obras gráficas que no sean el original -favoreciendo así el acceso y conocimiento de una determinada obra-, la opción del alquiler, la compra a plazos…
En este tipo de proyectos, ¿prima la inmediatez al arte?
M.R.: A día de hoy parece que solo importa lo instantáneo, la originalidad, la protesta… La industria está ofreciendo productos cada vez más fríos y con ello se está enfriando a la sociedad. Las plataformas digitales son una herramienta para difundir el arte y parece que lo realmente importante es la herramienta. Pero el arte es una necesidad vital y se debe anteponer a valores vacíos.
G.W. y M.R.: El verdadero arte, el auténtico, escapa al tiempo.